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A lo largo de los años, las fiestas nos han aportado un sentido de armonía y anticipación al entretejerse con el ritmo de la vida y los ciclos de la naturaleza. Por medio de estas hemos encontrado una manera significativa de honrar las épocas del año y aprender qué pasa con nuestro propio movimiento interno. Cada festividad nos expresa un sentir, una actitud, una experiencia, cualidades únicas que se reflejan en todo el entorno. En nuestra pedagogía, las recibimos con toda la riqueza de la historia, la música, la luz y la comida. Muchos de estos eventos se celebran con toda la comunidad y algunos otros se conmemoran de manera interna con los niños en sus distintos grados.

Las festividades de luz que honramos en esta época de invierno son las siguientes:

Adviento

Solsticio de invierno

Festival de invierno

Fiestas de luz

Año Nuevo

Día de Reyes

Candelaria

Todas las fiestas las podemos complementar en casa con la mesa de estación, este pequeño rincón en nuestro hogar que nos ayuda a reconocer y respetar los cambios de las temporadas a través de una experiencia multisensorial que les permitirá a nuestros hijos ver, tocar y sobre todo sentir los elementos de la época.

En el frío y silencioso invierno la naturaleza parece dormida. Sin embargo, los árboles como el abeto y el pino embellecen la escena ya que sus hojas resisten valientemente el frío. Elementos como las piñas, las bellotas y el musgo son distintivos que pueden acompañar nuestra mesa durante toda la temporada. Mes a mes podemos ir incorporando nuevos integrantes para acompañar este proceso. En algunos hogares puede llegar el Hada de Invierno, la Princesa de Hielo, el Rey Invierno o la Madre Escarcha, como fieles testigos de este transcurrir. En diciembre, las estrellas y las coronas de Adviento brindarán calor y color a nuestras mesas. En enero, podemos acompañar el ambiente con alguna corona para los Reyes Magos. Y finalmente, en febrero, incorporar algunos granos de maíz, que según nuestras culturas prehispánicas se bendicen para que haya una buena cosecha.

Los invitamos a introducir este bello ritual en sus hogares acompañados siempre por sus hijos. Recuerden que la imaginación no conoce límites.

“Invierno frío hay afuera,

y en mi casita arde una hoguera.

Caliento mis manos, caliento mis pies,

caliento mi cuerpo y mi corazón también”.

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