Elhilar

¿Cuál es mi relación con la sexualidad? Es una pregunta que debemos hacernos de inicio para tener claro lo que permeará a nuestra familia.   La sexualidad es la energía primaria, es la “energía de la creación”, se asocia con la energía con la que vamos manifestándonos en la vida. La creatividad y la sexualidad van de la mano, por lo que debemos entender esto de raíz para relacionarnos en este tema con nuestros hijos.   Tenemos una gran influencia de prejuicios socio-culturales respecto a la sexualidad, por lo que es muy importante saber donde estamos parados como padres para poder abrir el tema con nuestros hijos desde un lugar sano, abierto y orgánico.   El manejo responsable de la sexualidad debe iniciarse a compartir con nuestros hijos a edades tempranas, es importante introducirlos de una manera amorosa al manejo de la energía sexual, al deseo y al gozo como ese impulso de vida que nos lleva a ser creativos. Para esto es importante fijar límites desde una relación de respeto consigo mismos, y nosotros también respetar dichos límites cuando sean expresados por nuestros hijos, no forzarlos ni obligarlos a situaciones que ellos han definido que  les son incómodas. Los límites que queremos definir con nuestros hijos se introducen con un sentido lógico y claro, sin imprimir ningún adjetivo “adulto” que muy probablemente ni siquiera tienen consciencia de ello.   Es siempre importante respetar y recibir la intimidad de nuestros hijos aunque no tengan consciencia ni claridad, es nuestro trabajo reconocerles el gozo de “sentir rico” y validar este sentir hasta cierto punto inocente pero siempre en un entorno de privacidad. Debemos transmitirles que ese gozo es bueno y que es válido sentirlo y encausarlos a que lo perciban como “actividades privadas” que deben acotarse a casa o al lugar íntimo para no exponerse a ser lastimados, y es así como poco a poco el niño va integrando que hay espacios especiales para ello.   La energía sexual es fuerte y nos rodea en todo espacio y situaciones en nuestra vida diaria, si queremos llevar a nuestros hijos a una sexualidad sana, debemos también de hacer hincapié que hay personas que no tienen un buen manejo de la energía sexual y deben cuidarse de ello.   Es recomendable hablar con claridad del tema según la edad con un lenguaje claro y apropiado, llamar las cosas por su nombre, sin apodos a los órganos sexuales y sin temor. La curiosidad es parte de la sexualidad, si el tema no lo abordamos nosotros y lo abrimos y compartimos con nuestros hijos, ellos irán a investigarlo a otro lugar. Por ello es mejor compartir el tema con ellos desde un lugar sano, abierto y dentro de un entorno amoroso.   Existe un poder enorme alrededor de la sexualidad, en nuestros hijos, el “valor de ser sexy” por ejemplo que nos bombardean los medios hoy en día, despierta un elemento de poder con el cual pueden recibir cosas a cambio, debemos transmitirles que es un valor distorsionado, ya que pueden provocar un deseo en el otro que termine haciéndoles daño a ellos mismos. Debemos revertir la conexión que nuestros hijos han hecho que a través del poder sexual pueden conseguir algo expresándoles que el precio es alto y que se corren riesgos con resultados no deseados al ceder a la satisfacción inmediata de un deseo. Es importante transmitir que cuando se pospone la satisfacción inmediata, la gratificación es mayor.   Hoy en día tenemos una vorágine de información sutil de contenido sexual muy invasiva y violenta que filtra mensajes en la psique de nuestros hijos que los lleva a una dirección sexual donde nosotros no queremos que estén, por lo cual es muy importante iniciar el diálogo con nuestros hijos para llevarlos de la mano a donde queremos que enfoquen su atención. Es toda esta información almacenada la que florece cuando la hormona comienza a revelarse en la pre-adolescencia y la adolescencia si no tomamos partido a tiempo de retomar el enfoque y asumir con mucha responsabilidad, debemos ser proactivos en encontrar nuestras propias formas para estar presentes y dialogar con mucha apertura el tema de acuerdo a la edad, y siempre en consciencia de la pregunta inicial para saber claramente nuestra posición, asumirla y poderla transmitir.   Por. Adriana Díaz mamá de Elhilar