Elhilar

EL DESCANSO DE LAS SEMILLAS

Un día, cuando el viento se hacía de más en más frio, un hada atravesó el bosque con un farol que contenía
un destello de luz del sol. Varias pequeñas semillas la acompañaban, había llegado el momento de irse a
descansar. Cada una tomo un pequeño destello de la luz para alumbrase en la obscuridad de la noche y
calentarse, protegiéndose del frio invierno.
Durante ese momento, en las profundidades de la tierra, los duendes terminaban sus duras labores trip trap
trip trap trip trap transportaban sacos pesados llenos de oro y plata. Caminaban en la obscuridad de los
túneles para llevar los tesoros a su Rey.
El Rey de los duendes les dijo:
“Pequeños duendes, todavía tienen trabajo, arriba, en la tierra, el viento sopla, el otoño termina. Su tarea es
asegurar que todas las semillas están bien protegidas bajo tierra. Mi Reina y yo, las esperamos con
numerosas cobijas.”
Entonces los duendecillos llamaron:
“Pequeñas semillas, vengan! ¡Vengan rápido! El frio y las heladas llegan. La madre Tierra las mantendrá
calientitas hasta que llegue la primavera, hasta que el sol les vuelva a dar vida”
Las pequeñas semillas tenían miedo de perderse, el camino se veía muy obscuro y peligroso. Pero los
duendecillos las tranquilizaron:
“Miren como brillan nuestros faroles, sigan el camino de la luz. Nuestro Rey y Reina las esperan, les darán
buenas camas para pasar el invierno. Duerman semillitas, duerman durante el invierno, descansen
tranquilas”

Fuente: Traducido del francés a partir del libro “La pedagogía Steiner Waldorf en casa” de Monique Tedeschi